Y escribió el típico amigo patoso
que todos tenemos “Otra vez, como casi siempre…”
Hace tiempo, mucho tiempo que no
nos dejamos caer por aquí… espero que nos echen de menos, eso esperamos, que
somos muy creídos. Llevo largos meses buscando algo que contarles, pero siempre
escribo cuando me emborracha la melancolía, cuando me embisten las resacas
solitarias, y no encontraba el momento. Me va bien, por ahora.
Lamento sacar el tema, queridos
lectores, que ante la ausencia, ante la solitaria rutina a la que les tenemos
acostumbrados, ante el tedio y la apatía de escribir en época de bonanza,
recurra a la vileza del fútbol para regresar a sus ávidas pupilas.
“Aquí me pongo a contar motivos
de un sentimiento que no se puede explicar.” que cantaba el Maestro.
Que somos del Atleti (algunos), seguro
que más de uno ya lo sabe, pero por si acaso… incido.
“Otra vez, como casi siempre…”.
Siempre fuimos de los que se iban
a dormir el domingo con una derrota de su equipo. Siempre fuimos de los que al
día siguiente iban al cole dispuestos a soportar la chapa de los madridistas y
los culés. De los que llevábamos el 8 de Schuster, el 14 de Simeone, el 19 de
Kiko, el 10 de Pantic... Aunque nunca fui muy futbolero, siempre fui del
Atleti. A muerte.
Hace poco tiempo, todo cambió…
Nos acostumbramos a ganar. ¡Hasta la victoria, siempre! Que decía el
Comandante. ¡Y ganar, y ganar, y ganar, y volver
a ganar! Que gritaba otro Comandante.
Hasta que perdimos… “Otra vez,
como casi siempre…”
Pero que deliciosos fueron los
“casis”, queridos amigos.
Como cuando casi nos pasamos un
verano entero sin probar una gota de aguar. Como cuando casi fuimos los
mejores. Como cuando casi te rompí aquel vestido blanco. Como cuando casi
llenamos aquel vacío de ebrias carcajadas.
Los del Atleti siempre fuimos de
casi, si algo nos enseñaron nuestros padres, fue a disfrutar de los pocos casi.
De levantarnos cuando no había casi. De continuar. De aprovechar casis.
Como cuando casi nos quedamos a
vivir en el Estadio Azteca de Calamaro a partir del minuto 2:35. Como cuando
casi salimos vivos del Gruta 89. Como cuando casi me creí que me querías. Como
cuando casi nos emborrachamos a base de destornilladores por querer hacer de Truman Capote.
Como cuando casi os di la razón
hablando de política mundial. Como cuando casi leí aquel bodrio de novela por
tener su melena trenzada en mi almohada. Como cuando casi arreglamos el mundo
en aquella taberna infernal.
Porque los del Atleti siempre
fuimos de soñar. Porque sin sueños, no vales una mierda. Porque ya casi nunca
te sueño.
Como Cuenca casi nevada. Como el
“Something's Got a Hold on Me”, sin casis que valgan. Como el vaso casi lleno.
Como nuestra cerveza casi nunca vacía. Como casi nosotros.
Las 8.00 am del sábado. Aquel
casi. Luego más. Porque casi todo lo prohibido nos ponía cachondos. Porque
aunque no creamos en los finales felices, creemos en los bares felices. Porque casi
seguro que tampoco nos quedará París.
“Otra vez, como casi siempre…”
que decía nuestro amigo Diego.
Porque casi nunca quisimos
madurar, porque se madura con los daños, no con los años. Y yo nunca quise
madurar.
Porque somos del Atleti. Casi
guapos, casi feos. "Casi que a la fuerza recorro las horas".
Casi imposible. Casi nada, casi todo. Casi tú, casi yo. Casi, sin más.
Otra vez, como casi siempre
estamos aquí. Por ustedes. Por el Atleti. Por ellas, por nosotros. Por tantos casi.
Porque acabemos casi borrachos. Casi mordiéndonos.
Pidan lo que quieran… esta la
pago yo, que aún estoy casi resacoso.